Hace ocho meses que Zaragoza cuenta con una autoescuela creada por un empresario chino que da las clases en el idioma nativo del país, el mandarín. Wang, de 31 años, es el propietario del establecimiento, situado en la calle del Padre Manjón, en Delicias. Decidió emprender el proyecto al ver una oportunidad de negocio en la necesidad que sus compatriotas tenían de moverse en coche por la capital aragonesa.
"Llevo más de diez años viviendo en España y, a diferencia de lo que puede pensar la gente, yo no vivía mal en mi país, no vine por necesidades económicas especiales, simplemente era joven y necesitaba conocer mundo", explica a las puertas de su autoescuela, China S.C., su primer negocio, tras haber trabajado en varias tiendas, bazares y restaurantes de comida china.
Orgulloso por haber abierto su propia empresa y muy hablador, algo que no suele caracterizar a sus compatriotas por la barrera del idioma, explica que abrió hace ocho meses el negocio "porque hay mucha gente de mi país que necesita usar el coche por su trabajo y, aunque ellos tenían carnet en China, aquí no sirve". Esta necesidad se traduce en una gran demanda. Ya han pasado 100 alumnos por la autoescuela y cada mes se matriculan unos doce. Además, el boca a oreja es de gran utilidad en un colectivo tan unido como éste.
Según Wang, la principal dificultad de sus alumnos para superar las pruebas del permiso de conducir es el idioma. "Lo más importante es que sepan lo que significan las palabras clave y, sobre todo, saber traducirlas". Para ayudarles, esta autoescuela cuenta con un programa informático donde sus alumnos realizan las preguntas de los tests teóricos.
El examen práctico "les cuesta más superarlo porque no entienden bien al examinador, por eso les intento hablar en castellano cuando salimos con el coche, pero en el fondo ya saben manejar el vehículo", precisa Wang.
